lunes, 13 de febrero de 2006

Mesopotamia y el zodíaco


De las actividades astronómicas más antiguas que se conocen con cierta seguridad están las caldeas. Los caldeos pertenecían a una tribu semítica, es decir, de la zona del Medio y Cercano Oriente, que se asentó en la zona de Mesopotamia, entre los ríos Tigris y Éufrates, en los comienzos del primer milenio AC.

Se sabe que ellos observaban el movimiento de los planetas:
- Neberu, el barco (hoy Júpiter)
- Delebat (hoy Venus)
- Sithu, el saltador (hoy Mercurio)
- Kayamanu, el constante (hoy Saturno)
- Salbatanu (hoy Marte)
Ellos se dieron cuenta de que los planetas se movían a través de unas constelaciones, figuras formadas por grupos de estrellas, a las cuales dieron sus primitivos nombres, creando al zodíaco o "camino de la Luna". El zodíaco, del griego "kyklos" = círculo + "zoidion" = animales, que aparece en las tablillas de Mul-Apin (la mayor fuente de conocimientos en astronomía caldea que existe y data de cerca del 687 AC) contiene 17 constelaciones:
- Mulmul, las estrellas (hoy las Pléyades)
- Guanna, el toro celeste (hoy Taurus)
- Sipazianna, el pastor celeste (hoy Orion)
- Sugi, el antepasado (hoy Perseo)
- Gam, el báculo (hoy parte de Auriga)
- Mastabbagalgal, los grandes gemelos (hoy Gemini)
- Allul, el cangrejo (hoy Cancer)
- Urgula, el león (hoy Leo)
- Absin, el surco (hoy Virgo)
- Zibanitu, la balanza (hoy Libra)
- Girtab, el escorpión (hoy Scorpio)
- Pabilsag, el arquero (hoy Sagitario)
- Suhurmash, la cabra pez (hoy Capricornio)
- Gula, el gigante (hoy Acuario)
- Simmah, las colas de la golondrina (hoy parte de Pegaso, parte de Piscis y Equuleus)
- Anunitu, la dama celeste (hoy parte de Piscis y parte de Piscis Austrinus)
- Luhunga, el campesino (hoy Aries)
En las mismas tablillas se encuentran otras constelaciones que no pertenecen al zodíaco:
- Margidda, el carro (hoy Ursa Mayor)
- Margidanna, el carro celeste (hoy Ursa Minor)
- Mush, la serpiente (hoy Hydra)
- Uga, el cuervo (hoy Corvus)
- Ti, el águila (hoy Aquila)
- Uridim, el perro loco (hoy Lupus)
- Ku, el pez (hoy Piscis Austrinus)
Los caldeos estudiaron las estaciones y las fases lunares, elaboraron mapas celestes, le dieron nombre a muchas estrellas y dividieron el día en las 24 horas a las que estamos acostumbrados. A ellos les debemos los 60 minutos de cada hora y los 60 segundos de cada minuto.

viernes, 10 de febrero de 2006

La ley de las estrellas

Astronomía es una palabra que se deriva del griego "astros" = estrellas + "nomos" = ley, literalmente es la ley de las estrellas, es decir, una ciencia que estudia a los astros. Hoy en día se aplica la palabra astronomía al estudio de todos los cuerpos celestes del universo, incluyendo planetas, satélites, estrellas, materia interestelar, galaxias, cúmulos de galaxias, etc.

La astronomía se divide en cuatro ramas:

1.- Astronomía de posición, que se encarga de la ubicación y movimiento de los astros en la bóveda celeste. Esta rama es la que predice eventos que son consecuencia de este movimiento, como por ejemplo los eclipses. La astronomía de posición tiene dos grandes aplicaciones en el día a día de la gente: el establecimiento de la hora legal astronómica y la navegación por coordenadas geográficas.

2.- Mecánica celeste, que se encarga de estudiar y predecir los movimientos de los astros. La astronomía de posición se encarga de medir estos movimientos; la mecánica celeste, por el contrario, estudia estas mediciones y trata de interpretarlas y predecirlas a la luz de las leyes de la mecánica. La mecánica celeste se basa principalmente en la mecánica de Newton; sin embargo, en la actualidad se aplican correcciones al modelo newtoniano derivadas de la mecánica relativista postulada por Einstein. No hay que olvidar que la mecánica newtoniana es un caso particular de la mecánica relativista.

3.- Astrofísica, que estudia la física de los astros, incluyendo su composición, estructura y evolución.

4.- Cosmología, en mi opinión la más interesante, que estudia el origen, la estructura, el nacimiento y la evolución del universo.

La astronomía es una ciencia que está muy cerca de cualquier persona que tenga sentido de la maravilla. ¿Cuántos de nosotros, siendo niños la mayoría, de adultos los menos, hemos mirado al cielo en una noche estrellada, maravillándonos de esa miríada de puntitos luminosos y preguntándonos el por qué, el cómo y el para qué de todos ellos? ¿Cuántos contadores de estrellas hay entre nosotros?

Todo esto me recuerda un poema, y eso que yo no soy amante de la poesía, de Dámaso Alonso, que dice así:
Los contadores de estrellas

Yo estoy cansado. Miro
esta ciudad -una ciudad cualquiera-
donde ha veinte años vivo.

Todo está igual. Un niño
inútilmente cuenta las estrellas
en el balcón vecino.

Yo me pongo también...
Pero él va más deprisa, no consigo
alcanzarle: una, dos, tres, cuatro,
cinco...

No consigo
alcanzarle: una, dos...
tres... cuatro... cinco...